Cirugía Facial
Ritidoplastia
Ritidoplastia
La ritidoplastia es el procedimiento quirúrgico que consiste en realizar un estiramiento o “lifting” de los tercios medio e inferior de la cara, elevando los tejidos blandos flácidos y caídos (piel, grasa, SMAS, músculos) y llevándolos a una posición más alta, disminuyendo además las rítides o arrugas.

Está indicada en pacientes que por predisposición genética, familiar, racial, o por la exposición solar o la edad, tienen cambios en su aspecto que los hace ver de mayor edad, con flacidez y caída de los tejidos de la cara, además de la acentuación de las arrugas y surcos. No hay edad para realizarla y puede ser incluso desde los cuarenta años en adelante.
La ritidoplastia se puede realizar a través de diferentes técnicas, en las que se hacen incisiones por delante y por detrás de la oreja, o solo por delante, incluso endoscópica, soltando los tejidos según la necesidad, traccionando y elevando los tejidos caídos con puntos de fijación, y resecando la piel sobrante, mejorando además parcialmente las arrugas y los surcos. Generalmente se combina con cirugía del cuello, de los párpados y/o de la frente.
Este procedimiento tiene una duración aproximada de tres a cinco horas, según la técnica. Se realiza bajo anestesia general en la mayoría de los casos, y algunas veces con local controlada. Es de carácter ambulatorio en la mayoría de los casos a no ser que existan condiciones previas o posteriores del paciente que ameriten su hospitalización.
En el postoperatorio se producen inflamación, morados (equimosis), dolor leve, sangrado escaso, adormecimiento y parálisis parcial de algunas zonas de la cara por la inflamación. Estas reacciones pueden durar entre dos a tres semanas en la mayoría de los casos, pero en cuanto a la sensibilidad y movimiento de la cara, puede estar disminuída hasta tres meses.
Dentro de los eventos adversos se pueden presentar sangrados, hematomas, infecciones, sufrimiento de la piel por mala circulación (especialmente en fumadores), heridas abiertas o dehiscencias, lesiones de ramas nerviosas sensitivas de la cara o motoras, cicatrices. Los riesgos anestésicos y quirúrgicos son similares a los de otros procedimientos quirúrgicos.
La recuperación implica la utilización de vendajes compresivos suaves con algodón, espuma y lycra durante dos semanas, la permanencia de drenes para eliminar riesgo de colecciones por unos tres días, cabecera elevada, protección solar, cremas hidratantes y nutritivas, analgésicos y antibióticos, hielo local. La incapacidad depende de la actividad laboral por la inflamación y los morados pero está alrededor de dos semanas.



